
Cuanto más se usa un verbo irregular más difícil será que se regularice. (Foto: Jonathan Saragosti)
Para desarrollar esta fórmula, los investigadores rastrearon el estado de 177 verbos irregulares del inglés antiguo a través de los cambios lingüísticos producidos en el inglés medieval y luego en el inglés moderno. De estos 177 verbos que eran irregulares hace 1.200 años, quedaban 145 irregulares en el inglés medieval posterior y sólo 98 siguen siendo irregulares hoy.
Lieberman y el grupo de Michel computaron la "longevidad" de los verbos irregulares supervivientes para predecir cuánto tiempo deberá transcurrir para que se regularicen. Los más comunes, como "be" (en español, ser o estar), y "think" (pensar), tienen una longevidad esperada tan larga (38.800 y 14.400 años, respectivamente) que a efectos prácticos nunca serán regulares. Los verbos irregulares con menores frecuencias de uso, como "shrive" (en español, confesar) y "smite" (golpear) con longevidades esperadas de 300 y 700 años, respectivamente, es mucho más probable que sucumban a la regularización.